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Epílogo.

—Luces hermoso, omega.

Jungkook lo abrazó por detrás mientras él seguía mirándose al espejo. Sonreía feliz al ver que su vientre se notaba más. Sintió las grandes manos del alfa en su estómago.

—Cuando esté más gordo vas a dejar de decir eso —mencionó Jimin haciendo un pequeño puchero.

Jungkook colocó su cabeza en el hombro de su omega mientras seguía acariciando la piel desnuda de su vientre. Se miraron a través del espejo.

—No, lucirás hermoso siempre porque llevas a nuestro hijo o hija dentro —el mayor dejó un beso en su cuello antes de alejarse. Jimin se volteó a mirarlo y caminó hasta la cama para comenzar a vestirse.

—¿Vas a soportar mis cambios de humor bruscos?

—Jim, los soportaba incluso antes de que estuvieras embarazado —Jungkook soltó unas risas por su propio comentario y el omega lo miró mal.

—Sigue burlándote, a ver qué dices cuando te pida el divorcio —el rubio peinó su cabello delicadamente.

—Pero... no estamos casados —dijo Jungkook entrecerrado los ojos.

—Si, exacto —Jimin palmeó su pecho—. Lo digo para que te apresures.

Y sin decir nada más, el más bajo salió de la habitación, Jungkook sonrió de lado.

Que maravilloso era su omega.

✧✦✧

El rubio escuchaba atentamente a uno de los empresarios con quien tenía que trabajar mientras él asentía de acuerdo.

Jimin siguió trabajando a pesar de las quejas de Jungkook, quien se oponía a que hiciera grandes esfuerzos, el problema es que no los hacía, pero eso no lograba convencer al pelinegro.

Así que tuvieron que hacer un trato, Jimin dejaría de trabajar temporalmente cuando cursara el sexto mes de embarazo.

Actualmente tenía dieciséis semanas, aproximadamente cuatro meses y eso tenía a ambos muy contentos, no era un embarazo fácil, pero Jungkook siempre estaba al pendiente de él.

Cumplía todos sus antojos extraños, aunque fuera una hora de la madrugada, soportaba los cambios de humor de Jimin y masajeaba sus pies cuando llegaba de trabajar.

Tenía al alfa pegado a su vientre en cada momento que se veían, el mayor llegaba por la tarde al departamento y casi corría hasta él para besarlo en los labios y luego bajar hasta su estómago, eso lo hacía feliz, saber que su alfa estaba emocionado por el nuevo integrante.

El alfa con el que estaba conversando se portaba muy amable, le preguntaba si se sentía bien en cada momento y cuando Jimin asentía, él volvía con su explicación sobre lo que necesitaba para su empresa.

Quedaron en que el omega iría la próxima semana para continuar hablando sobre el marketing que quería para la empresa. Jimin estrechó la mano de acuerdo mientras se levantaba con cuidado de su silla.

Estaba saliendo de la oficina del empresario cuando recibió un mensaje de su alfa.

El alfa más guapo del mundo:
¡Jimin! Ayudaaa   3:21 pm
¿Puedes venir al edificio?   3:22 pm
Si estás muy lejos no quiero que conduzcas hasta aquí   3:22 pm

Jimin miró la pantalla del celular con una ceja arqueada, pero respondió que estaba a diez minutos y que iría pronto. No preguntó porqué, pero seguramente se trataba de Byungmin molestando al alfa otra vez.

Así que salió de la empresa donde se encontraba y caminó hasta su auto nuevo. Resulta que Jungkook le regaló un auto nuevo porque quería que su omega tuviera la libertad de salir en caso de que lo necesitara, Jimin había aprendido a conducir hace muchos años, pero nunca tuvo un auto propio, y el alfa no le prestaba el de él.

Condujo por las calles de Londres mientras cuidaba que el cinturón no apretara demasiado su pequeño vientre.

Comenzó a sentir una pequeña molestia en su pecho, pero antes de que lo pensara mejor, se dio cuenta que el lazo le advertía sobre el enojo de su alfa. Sentía a Jungkook tenso y un poco disgustado, Jimin se asustó porque muy pocas veces sentía al mayor de ese modo, fue diferente, siempre trataba de controlarse para no provocarle sustos a su omega. Y ahora lo sentía fuerte, un profundo enojo en su propio pecho, pero no era de él.

Trató de guardar la calma hasta que llegó al lugar donde trabajaba antiguamente, bajó del auto y puso la alarma.

Entró un poco desesperado, ajustando el traje que llevaba, algunas omegas lo saludaron y le dedicaron una sonrisa al ver su pancita. Él les devolvió el saludo, sonriendo amable. Algunos se acercaron para felicitarlo y otros solo para charlar, se excusó con que estaba ahí por una urgencia, pero después volvería.

Él caminó por los pasillos con el mentón en alto y una sonrisa ladeada al saber que era el omega del jefe. Algunas cosas no cambiaban, le seguía gustando un poco la atención.

Cuando estuvo cerca pudo notar con más fuerza el coraje que sentía Jungkook. Él llegó hasta la oficina del mayor y abrió la puerta.

Se quedó sorprendido por un segundo, pero luego frunció el ceño y apretó los puños.

—Aléjate —espetó de forma hostil. Ambos voltearon a verlo—. Quita tus sucias manos de mi alfa.

Jungkook gruñía bajo al tener a Irina acariciando su hombro, trataba de apartarla y ladeaba la cabeza para no tener que verla, pero sintió a Jimin llegar y su disgusto incrementó al sentir todavía las manos de la omega pelirroja en su espalda. Cada vez que la alejaba, ella volvía a acercarse y ponía toda su fuerza para que el mayor no la rechazara.

El alfa se asqueaba con solo oler su aroma porque no encontraría jamás uno tan dulce y delicioso como el de su omega.

Cuando la puerta se abrió, Jungkook aprovechó para empujar a Irina al verla distraída. Pudo respirar finalmente y quitó su corbata al sentir como se estaba ahogando.

Vio a la omega reponerse y caminar hasta Jimin, balanceando sus caderas de una forma que ella creía hacerla ver atractiva, su porte elegante y el cabello en una coleta eran cosas que no cambiaban en ella.

—¡Jimin! Cuanto tiempo —habló entonces, fingiendo amabilidad. El omega la miró desafiante.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el omega.

—Londres es como mi segundo hogar —respondió simple.

La omega se acercó hasta él y bajó la mirada unos segundos para saber si lo que había dicho Jungkook era cierto, se llevó una sorpresa al ver el pequeño vientre del omega sobresaliendo un poco, solo lo que el traje le permitía ver.

Sintió una punzada en el pecho, pero supo disimular bien su disgusto por la noticia y en cambio forzó una sonrisa hipócrita.

—Y estás esperando un bebé. ¡Meraviglioso! —exclamó la omega pelirroja—. ¿Puedo ser la madrina?

Irina estiró la mano como si quisiera tocarlo, pero Jimin se alejó antes de que lo tocara, él la miró como si lo que hubiera dicho fuese un chiste.

—¿Disculpa? Por supuesto que no —negó indignado—. ¿O acaso ya olvidaste que querías cabalgarle la polla a mi alfa?

Escuchó un carraspeo por parte de Jungkook quien se mantenía apartado viendo el enfrentamiento, pero seguía estando alerta, confiaba en Jimin y sabía que era bueno con las palabras. Terminaría por destruir a Irina.

Cosa stai insinuando? (¿Qué estás insinuando?) —ella frunció los labios y tensó su mandíbula—. Deberías dejar de ser tan rencoroso. De todos modos, alguna vez compartimos al mismo alfa, ¿o no, Jungkook?

Ella sonrió arrogante y eso solo hizo enfurecer más a Jimin. Escuchó un gruñido por parte del alfa en la habitación y cuando estaba por acercarse hasta el rubio, el menor le hizo una seña para que se quedara en su lugar.

Caminó hasta plantarse en frente de ella, sin sentirse intimidado porque era unos centímetros más alta. Estaba tan cerca que su olor le daba asco, pero tuvo que controlarse, la miró fijamente antes de comenzar a hablar.

—Déjame decirte algo, Irina. No eres más que una pobre omega sinvergüenza que se mete donde no la llaman —los ojos de la mujer parecían arder en furia—. Si tanto te urge que te la metan, vete a buscar a alguien más porque es mi alfa de quien estamos hablando. Me mordió a mí, mi cuello lleva su marca, me anudó tantas veces hasta que olvidé quien era y estoy esperando un cachorro suyo, así que aléjate de él si no quieres que te arranque ese bonito cabello que tienes.

—Maldito asqueroso... —susurró entre dientes.

Levantó su mano y antes de que pudiera golpear a Jimin sintió como una mano más grande se encerraba en su muñeca, Jungkook apretó con fuerza y gruñó haciendo que Irina temblara.

—No te atrevas a tocarle siquiera un cabello a mi omega, ¿entendido?

Hai sentito come mi ha parlato e non dici niente (Escuchaste como me habló y no dices nada) —espetó molesta.

—No me importa que seas una omega, te mataré si intentas agredir de nuevo a mi familia, lárgate de una vez.

Ella pasó saliva y los miró con ferocidad antes de soltarse del agarre del alfa para caminar hasta la salida. Ambos se quedaron estáticos unos segundos, pensando en lo que acababa de pasar, hasta que Jungkook reaccionó y se acercó hasta él.

—¿Estás bien? —preguntó olisqueando detrás de su oreja. Jimin abrazó su cintura hasta que comenzó a relajarse.

—Me siento mucho mejor, siempre quise decirle eso, no me voy a disculpar.

—No esperaba que lo hicieras —escuchó a Jungkook reír, lo que provocó cosquillas en su cuello.

—Me calienta cuando te pones todo posesivo conmigo —Jimin se mordió el labio inferior y Jungkook salió de su escondite para mirarlo—. Quiero que me gruñas al oído la próxima vez que me folles.

—Estoy pensando seriamente que solo me quieres por el sexo —el alfa fingió una mueca triste y Jimin besó sus labios.

—Claro que no, te amo por ser quien eres —el omega acarició el cabello de su nuca—. Y además tendré a tu bebé, quien por cierto se ha portado bien, no he tenido nauseas en todo el día.

Jungkook se separó un poco para poder mirar su pancita, el alfa posó su gran mano ahí donde crecía su pequeño solecito.

Él amaba a su pequeña familia y estaba seguro de que daría cualquier cosa por ellos, para que nunca les faltara nada.

✧✦✧

—Jungkook —soltó unas risitas—. ¿Ya puedo ver? No me gustan las sorpresas porque me ponen nervioso.

Las manos de su alfa se encontraban en sus caderas y una tela roja cubría sus ojos, impidiendo que pudiera ver algo. Era domingo, un día soleado y lindo, Jungkook solo lo llamó esa mañana y pidió que se vistiera porque lo iba a llevar a un lugar. Subieron a la camioneta del mayor y el alfa vendó sus ojos para que no pudiera ver a donde iban.

Así que cuando llegaron, él le ayudó a bajar con cuidado mientras Jimin sostenía su vientre hinchado de siete meses.

—Solo espera, sigue caminando con cuidado.

El omega sintió como si el tiempo hubiese sido eterno hasta que Jungkook besó su frente y luego quitó la venda, parpadeó un poco hasta acostumbrarse a la luz y darse cuenta de donde estaban. Él miró hacia el frente y abrió la boca confundido.

Una casa.

Una casa bastante bonita, moderna y elegante, no demasiado grande para su gusto, era más pequeña que la casa de su alfa, pero en definitiva si era más grande que el departamento donde vivían.

Jimin la miró maravillado, viendo todos los detalles y luego volteó hasta Jungkook quien se mantenía embobado mirando a su omega.

—Alfa, ¿qué hacemos aquí? —preguntó extrañado.

—Bienvenido a tu nuevo hogar, mi precioso ángel.

El menor se llevó una mano a la boca para ocultar su expresión de contento y confusión, miraba el lugar una y otra vez esperando que alguien lo despertara.

—Jungkook, esto es... no puedo creerlo —habló emocionado. El alfa acarició su vientre abultado.

—Puedes comenzar a creerlo, omega. Viviremos aquí, formaremos nuestra familia en este lugar y criaremos a nuestros hijos juntos, ¿te gusta?

Jimin sonrió achicando sus ojos.

—Me encanta, alfa —el rubio se paró de puntitas para darle besitos por todo el rostro—. Gracias, gracias, te amo.

—Te amo —pronunció Jungkook.

Ellos entraron a la casa y recorrieron todo el lugar, Jimin sonreía feliz y le decía a Jungkook sobre lo que quería en cada habitación de la casa, él prometió cumplir cada cosa que pidiera su omega.

Y lo hizo, juntos formaron su nuevo hogar.

✧✦✧

Entonces, el tiempo pasó entre suaves lloriqueos, pañales sucios, noches en vela y biberones mal preparados por Jungkook.

Pero sabían que había valido completamente la pena.

Un omega rubio se encontraba en la cocina de su nueva casa preparando el desayuno. Jimin estaba concentrado cuando escuchó pasos que se acercaban y luego una voz llamándolo.

—Mami.

Aún no podía acostumbrarse a ser llamado de esa forma, pero se le estrujaba su corazón de ternura al oírlo salir de unos pequeños labios. Sonrió feliz.

El omega se volteó hasta su pequeña hija de tres años, quien lo miraba angustiante con sus grandes ojos marrones. Jimin se agachó hasta ella para acariciar sus mejillas.

—¿Qué ocurre, amor? —preguntó viendo como su hija tenía los ojos acuosos, pero sin soltar lagrimitas.

—Papá —sollozó—. Grrr.

—¿Tu padre está gruñendo? —cuestionó y la pequeña asintió. El omega la cargó en sus brazos, besando su pequeña nariz y caminando hasta la habitación que compartía con Jungkook.

Recorrer una casa de ese tamaño con su hija en brazos se hizo costumbre, así que él solo besaba su cabecita mientras subía las escaleras para llegar al segundo piso.

Cuando entró a la habitación se encontró a su esposo removiendo los cajones como loco. Jimin lo miró con la ceja arqueada mientras seguía sosteniendo a su pequeña acurrucada en su pecho.

—Alfa —llamó Jimin. Jungkook se dio la vuelta en cuanto escuchó su tono—. ¿Qué pasa? Estás asustando a Jia con tus gruñidos.

Jimin acarició el cabello de la niña, mirando con el ceño fruncido a su alfa.

Jungkook relajó el gesto de su cara cuando se dio cuenta y se acercó a su omega lentamente, vio como su pequeña hija escondía su rostro en el cuello del más bajo, olisqueando a su madre.

—Lo siento —Jungkook pasó su mano por la espalda de su hija y luego besó su cabello negro—. Jia, ¿puedes mirar a papá?

La pequeña niña salió de su escondite y miró a Jungkook con sus pequeños ojos iguales a los de Jimin.

—No quería asustarte, cachorra. Ven conmigo, ¿sí? —Jungkook le sonrió tranquilizador a su hija. Mientras Jia lo pensaba unos segundos, miró a Jimin y luego a Jungkook.

Al final, la niña estiró sus pequeños bracitos para que su padre la cargara. El alfa lo hizo gustoso, abrazando a su hija mientras besaba sus mejillas redondeadas.

—¿Me perdonas por asustarte?

—Papi malo, gruñe —dijo su hija mientras tomaba con sus pequeñas manitas el rostro de Jungkook.

—Ya no lo haré, ¿qué dices?, ¿perdonas a papá? —mientras los dos hablaban bajito, Jimin miraba feliz su pequeña familia.

—Si, papá no gruñe —mencionó su hija—. ¿Promesa? —preguntó con su vocecita aguda.

Jungkook levantó su meñique para entrelazarlo con el pequeño dedito de Jia. Cuando el alfa bajó a su hija, Jimin le habló directamente a ella.

—Bebé, ve por tus cosas, hoy irás al trabajo con papi —Jimin tomó un mechón de su cabello corto. Mientras ella asentía y se alejaba de la habitación riendo hasta llegar a la de ella.

Cuando la vieron desaparecer, Jimin se giró hasta Jungkook.

—¿Vas a decirme lo que ocurre? —el omega abrazó a Jeon por los hombros y el alfa inclinó su cabeza para besar la marca reabierta en su cuello.

—No encuentro mi corbata azul —mencionó el alfa oliendo el aroma tan fantástico de su omega.

Escuchó un bufido por parte de Park y aunque no lo veía, sabía que había rodado los ojos.

—Alfa, armas todo un escándalo por una corbata —Jimin lo golpeó en el hombro antes de alejarse—. No quiero que vuelvas a gruñir en frente de mi hija.

El omega se acercó hasta su mesita de noche.

—Nuestra hija —respondió Jungkook. Viendo como su omega abría el primer cajón y sacaba una tela azul, su corbata—. ¿Qué hacía ahí?

Jimin lo miró sonriendo de lado y se acercó hasta él para besarlo.

—¿Quieres que te lo recuerde, Jungkook?

Ambos sonrieron de lado, mirándose fijamente. El más alto besó a su omega mientras bajaba sus manos por la espalda del menor, delineando la curvatura de esta cuando llegó hasta su trasero.

Jungkook mordió su labio inferior cuando introdujo las manos en su pantalón y apretó la tierna carne de su culo, repasando con sus dedos el encaje de su ropa interior.

—¿Deberíamos terminar lo de anoche? —preguntó en un susurro el pelinegro cuando se separó de sus labios, Jimin lo miró extasiado.

—No ahora, cuando Jia se duerma entonces sí, promesa —él le enseñó su dedo meñique y Jungkook lo tomó.

Entonces se alejó y tomó su corbata para ponérsela frente al espejo, cuando estuvo listo peinó su cabello más crecido y salió del lugar para ir a la habitación de su hija.

La puerta estaba semi abierta y él tocó antes de entrar.

—Pasa, papá —escuchó desde el interior.

Jia sabía distinguir a los dos antes de que estuvieran cerca debido a sus aromas, era una niña muy inteligente y a sus cortos tres años, ya decía muchas palabras.

—Hola, mi pequeño sol, ¿ya estás lista?

El alfa observó a su pequeña mientras tomaba algunos de sus juguetes y los metía a su mochila.

—Lista, papi —ella le entregó la mochila que llevaba y el alfa la tomó para luego agacharse y cargar a Jia.

Ambos salieron de la habitación mientras Jungkook hacía cosquillas en su mejilla y ella trataba de detenerlo, rieron juntos, la risa de su bebé iluminando la casa como todos los días.

Se encontraron con Jimin esperándolos en la sala de estar. El omega se acercó hasta ellos en cuanto los vio bajar de las escaleras.

—Jia, despídete de mamá —pidió su padre.

—Mami, voy con papá —dijo ella—. Te extrañaré.

Jimin besó su naricita y luego sus mejillas.

—Yo también te extrañaré, mi amor —el omega abrazó a su hija, olfateando su dulce aroma antes de bajarla—. Pórtate bien y no le des muchos problemas a papi, ¿sí?

—Sí —asintió y luego miró hacia arriba para encontrarse con la mirada de su padre—. Listo, ya podemos ir.

Jungkook asintió con su cabeza y se acercó para poder tomar el rostro de su omega y besarlo antes de besar su marca. Tomó también su mano y la levantó para besar su dedo anular, justo donde brillaba el anillo de Jimin, tan hermoso y reluciente.

—Mi precioso omega, nos vemos después —el alfa acarició su cintura y luego se separó de él—. Te amo.

—Te amo, alfa. Cuida a Jia en lo que llego.

Entonces, el mayor le sonrió antes de separarse y tomar la pequeña manita que su hija le ofreció, él caminó a su lado hasta que salieron de la casa y llegaron al auto, Jungkook aseguró a su hija en la silla que tenían en el asiento trasero.

Jimin los miró hasta que se alejaron y sintió un pequeño pinchazo en su pecho al alejarse de su familia, aunque sea por unas horas.

Su embarazo marchó bastante bien, a pesar de las complicaciones que tuvieron para que Jimin quedara en cinta. Visitaron muchas veces a la obstetra que los atendió desde el principio y gracias a ella tuvieron a su bebé.

Resultó ser una preciosa niña que nació con los ojos grises, pero luego cambiaron hasta que se volvieron marrones, iguales a los de él.

Ambos estaban muy felices por tener a su cachorra. Era la niña más bonita del mundo porque era su hija y ellos la adoraban infinitamente.

La llamaron Jia sin saber realmente porqué. La educaron bastante bien y la criaron en su nueva casa, creció rodeada de amor en un lugar donde no le faltaría nada porque Jungkook siempre buscaba la comodidad de su omega y de su hija.

Y el alfa tenía lo que siempre deseó, su esposo y la madre de su hija, tenían una pequeña juntos y se recordaban lo mucho que se amaban todos los días.

Cuatro años juntos que se sentían demasiado cortos, ni siquiera se dieron cuenta, pero ambos crecieron, mejoraron en diversos aspectos hasta que llegaron a lo que eran hoy en día y estaban orgullosos de eso.

Jimin daría su vida para que a su hija nunca le faltara nada y moriría también por Jungkook, por su alfa, el hombre de su vida.

✧✦✧

Jungkook se encontraba trabajando en su computadora mientras Jia dibujaba en la mesa que el alfa había comprado para su hija.

Al saber que probablemente iría seguido a su trabajo, Jungkook compró una pequeña mesita de su tamaño para que pudiera jugar ahí.

Ambos estaban absortos en sus cosas hasta que la puerta fue tocada y dieron un pequeño salto, el alfa miró a su hija y sonrió cuando vio a la niña reír.

—Pase —indicó. Jungkook le hizo una seña para que se quedara en su lugar.

La puerta fue abierta y un pequeño niño de casi cinco años entró.

Ciao zio Jungkook (Hola tío Jungkook) —el niño entró emocionado hasta llegar al alfa y abrazarlo. El pelinegro correspondió el abrazo y luego observó a una mujer rubia entrar a la oficina.

—Ash, por favor no corras —exclamó la alfa—. Hola, Jungkook. Lo siento por no poder controlarlo.

Ella alisó su vestido y suspiró cansada.

—Giselle, nunca es un problema, también me agrada verlos de nuevo.

El pequeño niño miró la habitación hasta que vio la cabellera negra de Jia y corrió hasta ella. La niña lo miró emocionada.

—Hola, Jia.

—Hola, Ash, estoy dibujando —explicó la niña—. ¿Quieres dibujar conmigo?

El niño pelinegro asintió y tomó una hoja junto con las crayolas que le ofrecía su amiga para comenzar a dibujar. Los adultos los miraron juntos y sonrieron enternecidos.

Ambas familias se llevaban de maravilla, tanto que Ashton consideraba tíos a Jimin y Jungkook, lo mismo con su pequeña hija. Frecuentaban Londres y siempre pasaban a la casa de la pareja para que sus familias convivieran.

—¿Cómo está Jacob? —preguntó Jungkook mientras buscaba el documento que la alfa rubia le había pedido.

—Ya está mejor, muchas gracias por preguntar —ella inclinó la cabeza—. Debe estar en reposo, pero ya se encuentra bien.

—Me alegra escucharlo, ven a nuestra casa cuando todo mejore.

Jia dibujaba a sus padres, muy concentrada en sus trazos hasta que escuchó la vocecita de su amigo.

—¿Sabes que tendré un hermanito? —preguntó él. Jugando con las crayolas—. Mi mami está embarazado de nuevo y yo seré hermano mayor.

Jia lo miró asombrada y se levantó para abrazarlo, el niño también lo hizo, ambos eran grandes amigos.

—Que bonito, Ash —ella soltó unas risitas—. Cuando nazca puedes venir a mi casa a jugar.

El pelinegro estaba a punto de responder, pero escuchó un llamado.

—Ashton, es hora de irnos —llamó la alfa.

Ambos se levantaron y corrieron hasta los adultos.

—Estoy listo, mamá.

—¿Ya se tienen que ir, tía? —Jia la miró con ojos suplicantes. Giselle se inclinó un poco hasta que acarició sus cabellos.

—Sí, preciosa. Pero prometo que nos volveremos a ver y podrás jugar con Ash —la rubia sonrió cuando Jia asintió con su cabeza.

Se despidieron una vez más de Jungkook y salieron de la oficina, cerrando la puerta detrás de ellos.

El alfa volvió a su asiento y antes de que pudiera ponerse a trabajar, su hija llegó hasta él y alzó sus bracitos para que Jungkook la cargara, el alfa lo hizo y ella lo abrazó por el cuello, posando la cabeza en el hombro de su padre.

—¿Tienes sueño, cachorra? Puedes dormir por mientras en el sofá, es cómodo —Jeon sobó su espalda pequeña.

Se tensó cuando escuchó un sollozo bajito.

—Jia, hija, ¿estás bien? —el alfa olfateó su cabello, pero la niña seguía oculta—. Mi pequeño sol, ¿qué sucede?

Su hija se separó un poco para mirarlo y Jungkook lamió las lágrimas que salían de sus ojitos.

—Papi... ¿yo también tendré un hermanito? —preguntó dudosa, sorbiendo su nariz.

El alfa abrió sus ojos sorprendido ante la pregunta pero tan pronto como lo hizo, relajó su gesto para no asustar a Jia.

—¿Por qué preguntas eso, amor? —ella tomó el cabello de su padre y comenzó a jugar con él.

—Mami Jim dice que quiere un hermanito o hermanita para mi —respondió simple. Jungkook sonrió triste.

—Mamá y yo también queremos un bebé —aseguró el alfa—. Hablaré con él cuando estemos en casa, pero no quiero que estés triste por eso, serás hermana mayor.

—¿Papá y mamá van a quererme todavía?

Él sonrió enternecido ante la pregunta, Jungkook amaría siempre a su hija, el alfa amaría a todos los bebés que Jimin pudiera darle sin exigirle más, si su familia eran ellos dos, entonces se dedicaría la vida entera a su omega y a su pequeña.

—Por supuesto que sí, Jia. Ambos seguiremos amándote mucho, eres y siempre serás nuestra hija, no importa cuantos hermanos tengas, los amaremos por igual, mamá y yo seguiremos cuidándote siempre.

La niña se sintió más segura y se escondió en su pecho para llenarse del aroma de su padre.

—¿Promesa?

—Lo prometo.

✧✦✧

—Buenas noches, mi dulce ángel —Jimin besó su pequeña pancita oculta por la manta.

—Buenas noches, mami —Jia soltó unas risitas al sentir las cosquillas que Jimin hacía.

Jungkook se acercó hasta ellos y besó la frente de su hija.

—Buenas noches, mi sol, descansa.

—Buenas noches, papi —ella bostezó—. No olvides lo que hablamos.

—No lo haré, duerme bien.

Ambos se despidieron una última vez antes de levantarse de la cama y apagar las luces de la habitación de Jia, el omega encendió la lámpara rosa que habían comprado para la niña y después salieron, cerrando la puerta detrás.

Hacía unos meses apenas que su hija se había convencido de dormir sola, en general si lo hacía, pero a veces tenía pesadillas y corría hasta el cuarto de sus padres, quienes la recibían adormilados y la abrazaban juntos hasta que todo pasaba.

Despertaban los tres en la misma cama y el alfa siempre sonreía cuando veía dos pares de ojos idénticos despertar.

Jimin abrió la puerta del cuarto y entró mientras comenzaba a despojarse de su ropa. El alfa lo observaba maravillado, el paso de los años no cambiaba la reacción que tenía cuando veía el cuerpo curveado de su omega.

El rubio se puso un camisón gris que llegaba hasta sus muslos y luego caminó de regreso hasta Jungkook para ayudarlo a despojarse de su ropa hasta que su alfa quedó en su ropa interior.

Se besaron fervorosamente, con Jimin apretando sus brazos trabajados cuando sentía las grandes manos del alfa apretando su culo. Gimió cuando Jungkook hizo a un lado sus bragas y tanteó su entrada húmeda por el lubricante.

El mayor lo besó para silenciar sus gemidos cuando ingresó un dedo en su agujero y comenzó a moverlo lentamente. Lo deslizaba fuera y dentro de su omega hasta que luego fueron dos y sintió las paredes de Jimin recibiéndolo.

El menor se quejó bajito cuando Jungkook los sacó de su interior, pero antes de que pudiera protestar, ya estaba avanzando de espaldas hasta la cama.

Su alfa lo recostó con cuidado y luego se posicionó detrás de él, subió el camisón para acariciar su cadera y la curvatura de su cintura.

Besaba su cuello y lamía la marca, escuchando los jadeos ahogados de su omega hasta que se detuvo.

Jungkook pareció recordar algo.

—¿Q-Qué sucede? —preguntó el omega con la voz temblorosa.

—Necesito hablarte de algo.

—¿No puede esperar? —protestó en cambio.

—Es sobre Jia.

Eso pareció ser suficiente para Jimin, quien acomodó su ropa y se volteó para ver a Jungkook.

—¿Pasó algo en la oficina? —preguntó preocupado.

—No, no realmente —tranquilizó el alfa—. Es solo que... lo más probable es que Ash le haya comentado que tendría un hermano y Jia preguntó si ella también lo tendría.

El rostro de Jimin decayó.

—Alfa... nuestra hija se siente sola a veces, y yo hablo con ella en algunas ocasiones.

—Ya lo sé y no quiero cuestionar tus decisiones, amor. Sé cuanto deseas otro hijo, quiero saber qué es lo que te aterra.

Jimin lo miró fijamente como todas esas veces que hablaron de lo mismo, esas charlas nocturnas entre llantos dolorosos.

—¿Qué pasa si no puedo embarazarme de nuevo? —Jimin preguntó, las lágrimas se asomaron por sus ojos en cuestión de segundos—. Sabes lo difícil que fue concebir a nuestra hija, sabes lo difícil que fue para mí, no quiero pasar de nuevo por eso, no importa que lo desee con toda mi alma.

Su esposo lo tomó del rostro para limpiar las gotas saladas con sus pulgares.

—Eres fuerte, mi precioso omega. Tenemos una hermosa hija gracias a ti y yo pondré otro cachorro en tu vientre, soy tu alfa, tu omega me acepta y aceptará otro bebé, no tienes que asustarte por eso, porque no te dejaré solo.

—¿Lo prometes, Kook?

Él lo besó, delineando sus gordos labios y luego sus parpados cerrados.

—Lo prometo, Jim —aseguró firme—. Amo a nuestra pequeña con cada parte de mí, pero si el destino decide que tendremos otro más, será recibido con mucho amor igual que Jia.

El omega asintió convencido y se abrazó al torso de su alfa, mientras Jungkook acariciaba su cuero cabelludo. No tuvieron sexo esa noche, pero fue mejor que eso, recostarse con su omega en su pecho, acariciando su espalda hasta que ambos durmieron abrazados al otro.

Ellos se aman y eso no cambiará nunca.

La mordida en el cuello de Jimin y los anillos en sus dedos eran una prueba de que decidieron pasar juntos el resto de sus vidas, formando su familia y amando a su hija.

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